Estimulación Magnética Transcraneal (EMT)

¿ES REALMENTE VÁLIDA LA ESTIMULACIÓN MAGNÉTICA TRANSCRANEAL EN EL TRATAMIENTO DEL AUTISMO?

Manuel Casanova

Hay diversas empresas ofreciendo el tratamiento de Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) como forma de recuperación o como vía de obtención de increíbles mejoras en el autismo. Curiosamente muchas de estas empresas se basan en los estudios de investigación y ensayos clínicos realizados en mi laboratorio donde usamos esta técnica como una forma de corregir alteraciones en la fisiología de la corteza cerebral.

Nuestro primer ensayo recibió el reconocimiento de un premio EUREKA, del Instituto Nacional de Salud Mental. Ese estudio inicial nos llevó a -aproximadamente- una década de investigación sobre el tema.

El Dr. Manuel Casanova es pionero y el mayor especialista mundial en la EMT

Mirando hacia todo este esfuerzo investigador de muchos años, hemos realizado más de 14 ensayos clínicos con más de 200 participantes. Cada ensayo modificó los parámetros utilizados para la EMT y las medidas de resultados particulares utilizados para poder establecer la eficacia de la intervención. Todos los participantes de los estudios tenían una edad de entre 8 y 18 años y autismo de alto funcionamiento. Al trabajar con niños y adolescentes, hay que ir con sumo cuidado, y cada cambio en los procedimientos y protocolos se ajustaba para asegurar la seguridad de los participantes.

Los resultados han mostrado mejoras cuantificables en aspectos tales como irritabilidad y las estereotipias. Las mejoras han sido de modestas a moderadas, pero suficientemente significativas como para considerarlas. Según los informes de los profesores, también se han observado algunas mejoras en el desempeño escolar. Este dato es lógico, ya que al reducirse la irritabilidad es más fácil estar atento en clase o dispuesto a seguir la rutina educativa.

Además, el procedimiento ha sido bien tolerado, y los efectos secundarios (por ejemplo, dolores de cabeza) han sido menores y transitorios. Los resultados positivos, no son inmediatos, requieren de diversos factores, como la plasticidad cerebral. A su vez, estos avances parecen ser transitorios, y duran unos 6 meses aproximadamente. Es por tanto imprescindible realizar un tratamiento de refuerzo de forma periódica, aunque cada tratamiento de refuerzo podrá espaciarse más en el tiempo.

Es importante recalcar que la EMT no va a curar el autismo. Los niños que no tienen lenguaje verbal, seguirán sin tenerlo, la EMT no provoca la conducta verbal, para eso hay técnicas de intervención que deben ser llevadas a cabo por especialistas en la materia. Y lo mismo sucede con aspectos intelectuales, la EMT no resuelve ningún problema de capacidad intelectual. De hecho, en nuestra experiencia, la Estimulación Magnética Transcraneal no genera ningún avance en niños con autismo y grandes necesidades de apoyo o autismo de bajo funcionamiento. Las alteraciones corticales presentes en algunas personas con autismo de bajo funcionamiento no son susceptibles de ser intervenidas con la EMT.

John Elder Robison durante una sesión de EMT. Foto: Keith Bedford

Un libro de reciente publicación titulado “Switched On”, y escrito por John Elder Robison, ha idealizado el tratamiento de la EMT como una posible cura para el autismo. En el libro, se narra como John mejoró de forma sustancial y permanente sus capacidades de empatía y comprensión emocional. John participó en varios estudios de la Universidad de Harvard, aunque ninguno de ellos era un ensayo clínico, y en ellos se usaban pulsos individuales de EMT para investigar las funciones cerebrales. Los pulsos individuales, no tiene efectos discernibles fuera de la sesión de estimulación. A pesar de lo emocionante del relato de John, no podemos afirmar que el efecto vaya más allá del puro placebo.

La Estimulación Magnética Transcraneal sigue, a día de hoy, siendo una intervención experimental en el campo del autismo. No se han realizado ensayos multicéntricos con un número suficientemente grande de participantes para probar su eficacia y permitir comparaciones con otros tratamientos. Así mismo, los participantes que recibieron EMT para autismo no han sido seguidos durante un período de tiempo considerable. Hasta ahora, la Food and Drug Administration(FDA) de los Estados Unidos no ha reconocido el valor terapéutico de EMT en autismo.

Es importante saber que durante la EMT se estimula, no solo la corteza cerebral, sino también los nervios de los músculos del cuero cabelludo. La contracción resultante de los músculos del cuero cabelludo puede causar dolores de cabeza transitorios. Los participantes de los ensayos pueden por tanto sentir los efectos de la estimulación directa, es por tanto complejo discernir si el participante está recibiendo una estimulación activa o no. Tener conocimiento de un tratamiento activo, especialmente uno con efectos físicos como las contracciones musculares, puede promover una fuerte respuesta placebo, al igual que en el caso de John Robison.

Huelga decir que a día de hoy necesitamos mucha más investigación en lo referido a la EMT y el autismo. En nuestro laboratorio estamos tratando de responder a algunas preguntas importantes:

  • En primer lugar: ¿Por qué los pacientes con TEA responden de maneras marcadamente diferentes a la EMT, algunos mejorando mientras que otros permanecen inmunes a la intervención? En general, los individuos con TEA tienen un desequilibrio en su sistema autonómico, es decir, la parte del sistema nervioso que controla las funciones involuntarias del cuerpo tales como la frecuencia cardíaca. La EMT se aplica generalmente a las áreas de los lóbulos frontales que ayudan a regular el sistema autonómico. Parece probable que las mejoras observadas con EMT con respecto a la irritabilidad, la ansiedad y la atención puede ser el resultado de la modulación de estas áreas clave del cerebro. Ahora estamos interesados en el uso de medidas de reactividad autonómica (por ejemplo, variabilidad de la frecuencia cardíaca, respuesta galvánica de la piel) como posibles predictores del resultado para el autismo.
  • En segundo lugar:Hemos observado un efecto sinérgico al combinar la EMT con neurofeedback. Es posible que se pueda obtener un mejor efecto terapéutico al combinar la EMT con otras intervenciones, por ejemplo, neurofeedback o determinados fármacos.
  • Por último: varios de nuestros ensayos clínicos sugieren que los participantes mostraron mejoras en el control de la atención. No es sorprendente que esta función ejecutiva esté controlada por los lóbulos frontales. Puede ser que las mejoras observadas en nuestros ensayos clínicos pudieran haberse debido a un subconjunto de pacientes que tuvieron déficit de atención.  Si es así, la terapia con EMT sería mejor atendida dirigiéndose a este subgrupo de pacientes.

En resumen, los ensayos clínicos que usan la EMT en autismo han sido pocos, con resultados de modestos a moderados. Los resultados positivos se han observado únicamente en individuos de alto funcionamiento. A pesar de algunas noticias sensacionalistas, no se han reportado informes de “curas”. Todavía se necesitan ensayos clínicos a gran escala bien diseñados para juzgar la eficacia de esta intervención. Los pocos casos de convulsiones informados durante el uso de la EMT deben llamar la atención sobre el hecho de que tenemos que ser cautelosos cuando se trata a pacientes con TEA, una condición en la que un tercio de los individuos sufre de epilepsia.

Por tanto, y como conclusión: Podemos afirmar, con la información de que disponemos hoy, que la Estimulación Magnética Transcraneal solo muestra ciertos efectos positivos, de modestos a moderados, en sujetos con alto funcionamiento, que estos efectos no son permanentes y que deben realizarse sesiones posteriores, y que estos avances se centran principalmente en aspectos relacionados con la irritabilidad, estereotipias, y aspectos relacionados con atención y funciones ejecutivas.

Visto todo esto, entendemos que las empresas que venden este tipo de intervención como forma de terapia y mejorías, pueden estar incurriendo en aspectos de falta de ética y rigor científico, ya que no se han llevado a cabo los estudios necesarios para probar su efectividad. Esta terapia dista mucho de ser una panacea que va a resolver todos los problemas del autismo. Si usted es un familiar y recibe este tipo de publicidad, desconfíe.

Dr. Manuel Casanova

John Elder Robison

SOBRE EL AUTOR

El Dr. Manuel Casanova realizo estudios de Neurología en el Hospital Universitario de Puerto Rico. Hizo una especialidad en Neuropatología en el Hospital de Johns Hopkins, y Psiquiatría en el Instituto Nacional de Salud Mental. Entre otros honores el Dr. Casanova ha sido ponente de una presentación magisterial en el Congreso Mundial de Autismo y ha recibido una beca de distinción por el Instituto de Salud Mental por su investigación sobre el autismo. El Dr. Casanova trabaja en la junta editorial de 15 publicaciones y tiene sobre 200 publicaciones y 4 libros editados.

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